Introducción

La bastilla de San Antonio fue una fortaleza que protegía el costado oriental de la ciudad de París. Durante varios siglos cumplió un papel fundamental en la defensa de la ciudad. pero con el paso de el tiempo perdió su importancia estratégica y se convirtió en prision estatal. estaba ubicada en el lugar que actualmente ocupa la plaza de la bastilla (place de la bastille)

jueves, 23 de septiembre de 2010

CONSECUENCIAS

A las 8 de la mañana del 15 de julio de 1789, en el Palacio de Versalles, en el momento de su despertar, el duque de Rochefoucauld-Liancourt informó a Luis XVI de la toma de la Bastilla.

- "Pero ¿es una rebelión?" preguntó Luis XVI. - "No, señor, no es una rebelión, es una revolución." respondió el duque.

Mientras, la ciudadanía de París, esperando un contraataque, atrincheró las calles, levantó barricadas construidas con adoquines y se armó, lo mejor que pudieron, sobre todo con picas improvisadas. En Versalles, la Asamblea permaneció ignorante a la mayoría de los acontecimientos parisinos, pero sumamente consciente, el mariscal de Broglie estuvo a punto de provocar un golpe de estado promonárquico para forzar a la Asamblea a adoptar la solicitud de disolución de Luis XVI del 23 de junio.23 El vizconde de Noailles fue el primero en informar a Versalles fehacientemente de los hechos que se producían en París. C. Ganilh y Bancal-des-Issarts, enviados al Ayuntamiento de la capital, confirmaron este informe.
Esa mañana del 15 de julio, el rey tuvo claro el resultado de la toma y él y sus comandantes militares hicieron retroceder a sus tropas. Las tropas reales que se habían concentrado en los alrededores de París fueron de nuevo dispersadas a sus guarniciones fronterizas. El marqués de La Fayette asumió el mando de la Guardia Nacional en París; Jean-Sylvain Bailly, líder del Tercer Estado e instigador del Juramento del Juego de Pelota, fue elegido alcalde de la ciudad por los electores reunidos en el Hotel de la Villa y una nueva estructura de gobierno municipal fue instaurada, antecesora del actual Ayuntamiento de París. El rey anunció que acordaría la reposición de Necker y su propia vuelta de Versalles a París. El 27 de julio, en París, Luis XVI aceptó una escarapela tricolor de manos de Bailly y entró en el Ayuntamiento de la capital, bajo los gritos de "Larga vida al rey" en lugar del revolucionario "Larga vida a la nación".
Sin embargo, después de esta violencia, la nobleza, poco confiada en la aparente y, como se demostró con posterioridad, temporal reconciliación entre el rey y el pueblo, comenzó a exiliarse. Los primeros émigrés incluyeron al conde de Artois (futuro Carlos X de Francia) y a sus dos hijos, el príncipe de Condé y el príncipe de Conti, la familia Polignac y algo más tarde Charles Alexandre de Calonne, el antiguo ministro de finanzas. Éstos se instalaron en Turín, desde donde Calonne, como agente al servicio del conde de Artois y del príncipe de Condé, comenzó a trazar un intento de guerra civil dentro del país y conspiró para formar una coalición europea contra la Francia revolucionaria.
Necker regresó a París triunfante desde Basilea (triunfo que luego se demostró efímero). A su llegada, descubre que la muchedumbre había asesinado cruelmente a Foullon y a su sobrino Berthier y que el barón de Besenval (nombrado comandante de París por Broglie) había sido hecho preso. Deseando evitar un nuevo derramamiento de sangre, Necker abrió la mano, exigiendo y obteniendo una amnistía general votada por la asamblea de los electores de París. Con la solicitud de la amnistía más que confíar en un juicio justo, subestimó el peso de las fuerzas políticas. Pero la asamblea fundada "ad hoc", casi inmediatamente revocó la amnistía para salvar su propio existencia, y quizás las propias cabezas de sus miembros, e instituyó un tribunal de primera instancia en Châtelet. Mignet sostiene que es este el momento en que Necker pierde su influencia sobre la Revolución.

La insurrección parisina se extendió por toda Francia. El pueblo se organizó en municipios para conseguir un propósito de autogobierno y crearon cuerpos de guardias nacionales para su propia defensa, de acuerdo al principio de soberanía popular y con una total indiferencia hacia las reclamaciones por parte del rey. En las áreas rurales, muchos fueron más allá de esto: frente a la resistencia de la nobleza que se negaba a perder su poder local, algunas fincas y un significativo número de castillos fueron quemados.

Al año siguiente, la Fiesta de la Federación, concebida como fiesta de la reconciliación nacional, se celebró en presencia del rey en la misma fecha. En 1880, el Senado francés aprobó la fecha del 14 de julio como día de la fiesta nacional, en conmemoración de la fiesta del 14 de julio 1790 por ser ese un día en el que no se derramó sangre y que selló la unidad de todos los ciudadanos franceses

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